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Evolucionar es la tendencia natural de la vida. Siempre se ha buscado una mejor vida y los deseos de todos los seres vivos persiguen estados de bienestar. El Estado de Bienestar tiene tantas valoraciones como niveles de consciencias aspiren a conseguir tal estado.

La persecución del Estado de Bienestar ha sido el gran reto de la historia.

Quienes tenían poco buscaban la forma de conseguir más e invadían otros territorios. Las guerras han sido provocadas por la ambición de tener más. El engaño de decir que trabajan por la paz mundial o de santificar a los salvajes ya no entra en ninguna cabeza inteligente. Hoy las guerras ya no son bien vistas por nadie que busque el bienestar adecuadamente. Pero con la astucia y el arte de saber manejar la opinión del pueblo, los pájaros del mismo plumaje hacen sus nidos y atraen a los indecisos.

El Estado del Bienestar queda siempre pendiente en cada legislatura. Esa meta permanece inalcanzable desde la historia que conocemos. ¿Por qué este reto sigue inalcanzable? El problema no viene por la religión o ideología, no viene por la afiliación política, ni por querer vivir separados de la nación. El que se separe seguirá sin saber qué es vivir en un alto nivel de bienestar.

Bienestar se le considera a tener un buen trabajo, un buen hogar y que el país tenga muchos colegios, universidades y hospitales. Pero cuando el punto de mira está desenfocado nunca se da en la diana. Los grandes esfuerzos han sido para conseguir más bienestar material, pero está demostrado que lo material no sacia la debilidad que sufre el ser humano. La vida se pierde y se sufre cuando no se sabe vivir. Se lucha demasiado por imponer las ideas políticas, se intenta aplastar al competidor que tiene más éxito y vende más. ¿De dónde sale esta actitud? ¿De dónde sale el insulto, el menosprecio y el vapuleo? De la mente.

A través de la mente se puede viajar al mundo del alma, de la conciencia pura, como se puede apropiar de la materia. Alma y materia son los pares opuestos, los dos extremos de la vida. Y la mente es el vehículo para unir esos dos mundos. Un imán tiene dos polos, si falta uno el campo magnético no existiría. La vida no puede vivirse en plenitud, con total bienestar, si falta uno de sus dos polos opuestos. La materia por un lado y el alma por otro. ¿Pero qué hacer en un mundo dónde solo la materia es objeto de persecución? Fracaso tras fracaso, guerra tras guerra. Y ahí ya no vale el diálogo porque la mente materialista es tan débil que solo ve aquello que palpa en su mano.

Hubo una tendencia religiosa que todavía existe y es la del odio a la materia, que considera que esta es la causante de todo mal, de tener una vida materialista. Esto es un error considerable, porque la materia es una parte fundamental, es un polo imprescindible.

Por tanto, el gran reto para alcanzar un digno nivel de bienestar es tener una mente que sea capaz de coexistir entre los dos pares opuestos, el mundo del alma con el mundo de la materia.

Cuando la mente saborea el mundo del alma se siente absolutamente enriquecida, hasta llega a decir nada me falta, pero el cuerpo pide materia y se alimenta, se viste y goza con ella. Es la mente la encargada de satisfacer aquello que necesita.

La plena satisfacción viene del Estado de Bienestar, que nace en el individuo y no en una institución o en un sistema. No existe una metodología para enseñar a dialogar porque la capacidad de dialogar no está en la riqueza del vocabulario. Las frases son conjuntos de palabras, pero si quien conjunta no está conjuntado (de alma y materia) no entenderá las diferencias. Por ejemplo, hay una enorme diferencia entre respetuoso e irrespetuoso, entre abrasador y abrazador; esto quiere decir que usar un mismo lenguaje no garantiza un entendimiento en el diálogo, porque unas pequeñas diferencias crean dos mundos diferentes.

Buscar alocadamente el bienestar material es fracasar y sufrir. Perseguir el alma odiando la materia es otro fracaso garantizado. La respuesta está en unir, en hacer que la mente deje de ser tan débil y deje de ser absorbida por lo único que ve o escucha (tendencias, ideologías, etc.) La mente débil es materialista y llega a ser lo que ve. Un psiquiatra dijo que un síntoma de bipolaridad es hablar mucho una semana o días y la otra semana o días comprar mucho.

La sociabilización no viene por hablar mucho, con unos y con otros, con ser simpático y chistoso, comprarle a este y al otro, hacer muchos regalos o ayudar a los pobres con un par de euros. Cuando una mente débil está viendo a otra persona es como si estuviese viendo a una materia que habla y se mueve, que ríe e incluso agrada. Cuando el alma se asoma a la mente, la percepción de la otra persona cambiará tanto cuanto más aparezca el alma en el que ve. El alma de otra persona jamás será vista por una mente débil y materialista, pero cuando la mente comienza a abarcar sus dos polos empieza a apreciar cada vez más todo cuanto esté por delante.

Reconocer la totalidad en otro ser humano es una experiencia maravillosa. Una felicidad extrema es ver en los demás el maravilloso mundo que existe en uno mismo.

El Estado de Bienestar se logra si hay felicidad real.

José Antonio Cordero
Director de Agricultura Védica Maharishi y profesor de la Técnica Meditación Trascendental

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