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¿Estás en un momento de tu vida en el que el ego (“yo inferior”, “personaje”… como quieras llamarlo) ha tomado el control? En muchos momentos y etapas vitales el ego toma el mando de todo. Le cedemos todo el poder para gobernar nuestras vidas. En esta primera parte de esta serie de dos posts sobre el ego te ayudaré a comprender qué es realmente y a identificarlo en tu vida.

¿Qué es el ego?

Ego es una energía mental propia de los seres humanos. Somos los únicos seres sobre la Tierra con posibilidad de elegir, tenemos libre albedrío. Con el desarrollo de la sociedad moderna hemos elegido darle más valor e importancia a nuestra parte mental racional (mermando la emocional, intuitiva, sensorial) y con ella hemos creado el ego, cediéndole todo el control de nuestro poder y llegando a olvidarnos de  que nuestro verdadero poder es el ser divino (“yo superior”) que nos habita. Eres luz, sabiduría intuitiva, conciencia.

Si consideras al ego como un invitado, que poco a poco se ha ido apropiando de todo hasta dirigir y controlar toda tu vida, te darás cuenta de que ni siquiera sabe lo que hace, puesto que al ser energía mental sirve para pensar, razonar, planificar, organizar o memorizar pero es incapaz de decidir, sentir, amar, vivir o ser.

Observa, date cuenta de cómo en tu vida estás rodeado/a de personas y situaciones menos egoicas que te crispan, enojan y van en contra de lo que tu ego cree, dice y establece. Es entonces cuando él se te rebela y te vuelca miles de argumentos para que sigas prestándole atención, dándole importancia; tiene miedo a que decidas apartarlo y relegarlo al sitio que le corresponde. Ahora es el ego el que dirige todo en tu vida. Ha hecho hasta que te olvides de quién eres o tengas miedo de ser tu yo verdadero.

El ego se te rebela y te vuelca miles de argumentos para que sigas prestándole atención, dándole importancia; tiene miedo a que decidas apartarlo y relegarlo al sitio que le corresponde

¿Cómo lo identificas?

Esa voz que todo el tiempo te habla, que tiene tantos argumentos y razones, que siempre quiere tener la razón… Una voz que todo parece entender y saber, que nunca escucha, que trae miedos, que nace de tus creencias y te quiere convencer todo el tiempo de que existe y de que es importante para ti. Normalmente esa voz te genera malestar: ¿reconoces al ego? Bien, ahora no generes ningún pensamiento sobre él, solo obsérvalo sin juzgarlo y podrás identificarlo.

  • El ego se fía de lo que aprendió en el pasado. Traerá sucesos del pasado al presente y para volver a reafirmarse a través del miedo: un “te lo dije”, “ya te pasó antes”, etc.
  • El ego rechaza el cambio en pro de una protección para evitarte sufrimiento, pero al hacerlo genera sufrimiento en esa resistencia, en ese rechazo.
  • El ego no sabe vivir la realidad, se compara con la imagen que él crea y que dice que así debe o tiene que ser. Su mundo inventado es el verdadero. Todos podemos vivir la misma situación en el mismo momento de maneras diferentes, nuestros egos nos influyen.
  • El ego drena la energía mental, te agota. Cuanto más come, más quiere. Tú decides si sigues alimentándolo.
  • El ego utiliza las creencias para interferir en nuestras vidas.
  • El ego quiere convencerte todo el tiempo de que existe y es importante.
  • El ego usa las críticas, juzga a otros, saca defectos y busca tonterías todo el tiempo para creer que es mejor y más importante que otros. El ego tiene muchos, muchos métodos para crecerse.
  • El ego se identifica con el tener y el hacer. Yo soy “el/la hijo/a de”, yo soy astronauta, yo tengo que… Busca el reconocimiento fuera y usa expresiones de posesión. Le cuesta aceptar las críticas porque estas se identifican con lo que somos, no con lo que hacemos. Por ejemplo, si te preguntas “¿cuánto voy a tardar en entender esto?” el ego responde “yo soy corta, no evoluciono, tardo mucho en aprender”. El ego se siente criticado por lo que es y no se da cuenta de que la crítica va sólo dirigida a lo que hace, a un hecho concreto en un momento.
  • El ego justifica y se defiende, está a la defensiva cuando nos critican.
  • El ego exagera, aumenta y lo dramatiza todo. Se manifiesta a través del lenguaje en el “yo”, “me”, “mí”, “siempre”, “nunca”. El ego, ese pequeño yo, solo piensa en él y a través de esos pensamientos te mostrará que existe y que es súper importante, ¡lo puedo todo! Suelo llamarle el “yo-me-mí-conmigo”.
  • El ego busca cumplidos, reconocimiento de otros, de formas directas e indirectas, más o menos sutiles.
  • El ego no sabe escuchar, su verborrea te aplasta y te anula. Tiene la última palabra, se adelanta e interrumpe. Obsérvalo, te darás cuenta de ello.
  • El ego se justifica y se defiende, se siente atacado todo el tiempo.
  • El ego, que ha tomado el control, te dice que tiene que defenderte de todo y de todos. Los demás siempre son los responsables y tiene que buscar culpables. No aceptamos una crítica cuando una opinión nuestra es cuestionada, la sentimos como un ataque.
  • El ego te aleja del momento presente porque él ahí no existe, solo está en el pasado y en el futuro. En el pasado generando nostalgia o arrepentimiento y el futuro provocando ansiedad y angustia. El miedo es su alimento, quiere mantener activos traumas del pasado, situaciones ocurridas con familiares, enfermedades,… Tu ego sigue dándote las mismas ideas y pautas de antes porque no quiere que cambies.
  • El ego dice que tu sufrimiento es debido a lo que ocurre fuera, en el exterior, provocado por otras personas. Es su percepción la que nos hace ser víctimas y después nos traumatiza.
  • El ego se alimenta de las dicotomías bien-mal, correcto-incorrecto. Por supuesto, de lo que él te dice que es bueno, malo, correcto o incorrecto en cada momento. No tiene capacidad para saber que tú tienes otras necesidades a las que él crea, es incapaz. Entonces te crea la culpa; cuanto más culpable seas por comer, hacer, decir, no decir, esto o lo otro, más poder le estarás dando al ego.
  • El ego no sabe vivir en el presente, añora pasado y sueña con el futuro.
  • El ego se compara todo el tiempo con la realidad, confronta la vida real con lo que él considera que es mejor o peor.
  • El ego sufre porque no satisface los deseos creados por el mismo por miedo a que no se cumplan. Sea como sea, siempre trae miedo y cuando se establece como el gobernante, trae el sufrimiento.
  • El ego tiene miedo a desaparecer porque sabe que es efímero e irreal. Por eso su voz es tan insistente; se refuerza a sí mismo con sus críticas y juicios para que no se te ocurra dudar de él.
  • El ego lo conforman todas tus creencias que te impiden ser tú mismo/a.

*El contenido de este post toma como referencia las ideas de la ensayista Lise Bourbeau.

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