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No eres más espiritual por considerarte un ser de luz si no integras las sombras y tus máximas oscuridades.

No eres más espiritual por tener una maestría, ni miles de prácticas religiosas y espirituales. Lo importante es si te permites ser tocado en el corazón con humildad, sin ningún peso del conocimiento prestado que cargas.

No eres más espiritual por decir ”Namaste” u “oraciones”, o por enviar saludos diariamente a los demás y al planeta. Lo importante es cuánto de lo divino puedes reconocer en ti, sabiendo que si no hay trascendencia interna de nada sirve las palabras que puedes decir, escribir o pronunciar.

No eres más espiritual por cuanto conocimiento has acumulado; si eres maga, guía, pastor, gurú, maestro o aprendiz. Lo importante es si te has permitido ver todo aquello que hay en ti, si conoces tus misterios, tus anhelos, temores, tus oscuridades… Si te has liberado a ti misma y si te has atrevido a hacer tus sueños realidad.

No eres más espiritual por solo cuidar tu envoltorio físico, ir al gimnasio, tener el mejor cuerpo bonito y alejarte de los vicios o de todo. Si no te ocupas primero de lo que hay en el corazón, nunca estarás sana.

No eres más espiritual por hacer una dieta vegetariana, vegana o por vivir de la energía pránica o de la comida normal. Lo importante es si eres capaz de aceptar con amor lo que el otro come sin ejercer juicio alguno.

No es importante cuánto de trascendencia has alcanzado, si eres un ser fuera o más allá del mundo, eso poco importa ya. Lo importante es si puedes caminar entre seres humanos, ver que eres un ser humano más y honrar tu propia humanidad con todas la diferencia que existen en la misma.

No es importante cuántas veces te han fallado, lo que importa es que tú no te falles a ti mismo.

Ezequiel Montiel

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